lunes, enero 30, 2006

Gua-ajolote

Fue un sueño:
Que Primo, mi gato, era un gato nadador. Que veía una alberca y movía la cola como perrito, suplicándome que lo dejara meterse al agua.
Que yo se lo permitía, claro, y que su nado era de una brazada perfecta, envidiable, imposible para las articulaciones de un gato -pero que me parecía lo más natural, ja.
Que íbamos a Nosedonde, tierra encantada que aparece en todos mis sueños (no se llama así, pero siempre voy, y no sé dónde es -obvio- pero en los sueños siempre es el mismo lugar.... muy raro) y Primo se echaba un clavado en una alberca que resultaba no ser tal: era una especie de fosa, o mejor aún: un laguito conectado a algún río subterráneo (una vez, hace mil años, mi primo Marco y yo cazamos ajolotes en un ojo de agua en Taxquillo. La fosa de este sueño era muy parecida a aquel ojo de agua, sólo que más grande, y rodeada de vegetación selvática, y algo oscura, y misteriosa).
Tons, yo me preocupaba por Primo, no fuera a ser que buceando (oh, sí: el gato también buceaba) llegara al río y se nos perdiera. Así que me asomaba al estanque o lo que fuera y me sorprendía ver que estaba lleno de peces gato enormes y otras especies más chicas, y algas y agua turbia, pero no sucia.
Y el gato nadaba entre los peces, feliz.
Y de pronto, de entre las piedras del fondo, salía un animal extrañísimo: era un guajolote que en vez de patas tenía la parte inferior de un caracol, terminado en cola de ajolote. Nadaba sin dificultad. Su cabeza y pecho eran de un guajolote normal, excepto que en cada 'hombro' tenía una cabecita de guajolote, más pequeña. Éstas se movían como las metralletas de los 'hombros' de los tanques, y de hecho, al verlas esa fue la imagen que me remitieron.
Había otra cabecita más, creo que en medio de la espalda del gua-ajolote. Y las cuatro cabezas se movían suave, tranquilamente, mientras el gato braceaba de croll o de mariposa, y yo caía en cuenta que son más los misterios de la Naturaleza que lo que ya conocemos. Y me preguntaba si la carne del gua-ajolote sabría a pescado o a pollo.



Retrato hablado de una de las cabezas del gua-ajolote

3 comentarios:

Erika Mergruen dijo...

yo quiero de eso que anda cenando, jejeje... o dígame con que compañía onírica se inscribió... saludos de febrero :)

Rax dijo...

pura dieta de agua de tlacote en la cena... ¿será por eso?
Saludotes de peluche ;)

Alejandra Mondaca / Séptimo Sentido dijo...

Estoy viviendo aquí en el DF desde hace un rato... por lo que lo del libro sigue en pie. Cuando nos vemos?

Séptimo Sentido