A Jonathan, con absoluta empatía
Primera
Cuando vivíamos en la calle de Perú, en una vecindad harto terrible (más de eso puede verse aquí y acá), era común escuchar a una vecina gritándole a su nieta; a otras dos peleando por el espacio en el tendedero; a las piñeras (hijas del zar de las ensaladas que venden en carritos de madera en todo el centro) en sus fiestas o en sus empiernamientos... Bueno, incluso recuerdo a uno de mis tíos, cuchillo en mano, gritando a todo pulmón que iba a matar a mi mamá y a mi abuela.
Es decir, ruido, ruido, ruido. Y mucha violencia, también.
Yo tenía más o menos prohibido llevarme con los vecinos (mi abuela apodaba a uno "el loco"; otra era "la majadera"; estaba "Lupelaloca" y en el edificio de junto estaban "los vagos"... pueden imaginarse el resto) y, pese a todo, no recuerdo haber pasado noches de insomnio. De hecho, las primeras noches en Iztapalandia fue el silencio absoluto lo que me impedía dormir.
Lo malo (o bueno) fue que me acostumbré al silencio. Ay de mí.
Segunda
Ahora vivimos en una Unidad Habitacional. Es lo mismo que la vecindad, pero se ve más bonito y la gente se cree más fresa. PEEEEERO...
a) la vecina de abajo cree que sólo puede disfrutar su "música" (si enrique iglesias y paulina rubio y tequiero-uo-uo es música) a un volumen que parece que tenemos un sonidero en medio de la recámara.
b) su hermana, que vive en el depto de junto a ella, piensa que está bien que sus quincemil hijos (no sé, la verdad, cuántos son) jueguen soccer en el cubo de la escalera en la madrugada
c) el de al lado a nosotros tiene la cosa de la música, pero su onda es de plano el reguetón
d) alguien tiene un perro cagón
e) alguien echa agua enjabonada por las ventanas, y caen en nuestras ventanas
f) alguien se ha apoderado de muchísimos lugares de estacionamiento (y yo tengo que dejar el autito junto al bote de basura, lo que ha dado lugar a sucesos espantosos -¿les conté de la rata en el motor?)
Puesto así, parece que vivo en el quinto infierno, pero la verdad es que no es para tanto. Sólo la música de la vecina de abajo me pone muy muy (premio a quien reconozca la cita).
Tercera
Un amigo sufre porque su vecino no se hace a la idea de que tiene que compartir el estacionamiento; una tía mía sufrió por años a una vecina que tocaba la bocina del auto en las madrugadas (le decían, por supuesto, Miss Claxon); los papás de otro amigo prefirieron mudarse por no aguantar más a sus vecinos... ¿será que todos somos, de algún modo y sin darnos cuenta, vecinos del mal? (Le pienso y me niego a aceptarlo: yo nunca pongo música a todo volumen, no dejo que el gato ensucie casas ajenas, no robo el cable, no no no)
Cuarta
Lo malo de los zombies vs los vecinos es que, si los muerden, se convertirán en monstruos igual de repulsivos (sí, me refiero a lo que ocurrirá a los zombies si son mordidos por los vecinos). Y me partiría el corazón ver a un buen zombie jugando soccer en el cubo de la escalera o -peor- escuchando reguetón. Eso sí es de terror.
viernes, julio 18, 2008
Esos vecinos del mal
Publicado por
Rax
en
10:36 a. m.
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10 comentarios:
Yo tambien odio a los vecinos, estoy convencido de que son alguna forma de tormento enviado a la tierra por algun karma que debo...
Y hmm...que me gane? Creo que es suficiente decir que la cita en realidad debiera decir "me pongo muy muy" (Argh pinches grupos culeros que había en ese entonces...y ahora...y probablemente mañana)
Muchas gracias, primero, por las citas que escribió allá en la otra bitácora. Las usaré cumplidamente y luego la invitaré a comer a usted. ;)
Pasando al asunto de los zombies, creo que lo del cubo y el reguetón es un destino peor para esas pobrecitas criaturas. En fin. Felicidades por estos textos tan divertidos. :)
wow, sí, Antonio le atinó a la primera!!! -y ahora yo me avergüenzo de poner semejantes citas... ¡pero es culpa de la vecina! le dan etapas de "joven nostalgia" en las que repite una y otra y otra vez la misma rola... buaa
Ah, conste con lo de la comida, don Albert.
Y lo del destino de las chavitas... si les ligaran desde orita las trompas, qué mas da que se vuelvan mostros como sus mamás; pero lo más probable es que nos toque ver en poco tiempo la siguiente generación. Chale, qué intolerante me vi :P
Ush... zombies reggetoneros. Rax, creo que has redefinido y llevado a nuevas dimensiones el concepto de apocalíptico.
(Justo ayer me preguntaba si ya me estaba volviendo demasiado intolerante con respecto a los vecinos y sus vástagos. En fin, supongo que el consuelo que siempre queda es pensar que pudo haber sido peor, mucho peor).
Jajaja
De la mejor manera me has convencido en no atacar a mis vecinos con Zombies. Podría ser como dices. Las características de estos (vecinos) fusionándose poco a poco. ¡Qué tragedia! De mordida en mordida una cadena interminable hasta obtener Zombies en traje de Spiderman, escuchando reggaetón, jugando fútbol, tomando caguamas en la tienda de enfrente y peleándose por el estacionamiento (¡todo al mismo tiempo!). No, no merecen eso (y tampoco nosotros: los vecinos no malditos.)
Por el momento sólo se me ocurre cargar un palo por si se acercan (los vecinos, no los zombies) y correr cuando pretendan atacar. Ah, y claro: si en la huida se encuentra a un muerto viviente de los comunes, sólo queda advertirle para que también se esconda antes de que comience este terrible cataclismo que sólo pueden causar aquellos que nos perturban la tarde, la noche, la mañana, y el fin de semana. Luego, ya habrá tiempo de gritar al darnos cuenta que estamos compartiendo el escondite con un Zombie verdadero, y de correr a otro sitio.
Auch.
Hola, gracias por la visita, espero que sigamos en contacto. Te invito ponernos como páginas amigas, gracias de nuevo!!!.
Solicito permiso para utilizar este espacio con el fin de quejarme de mis vecinos, agradeciendo de antemano que me sera otorgado.
Mi vecino de al lado tiene bebe, pero no es chilletas, es cagon, y el vecino tiene la costumbre de poner su basura en mi burlaperros y cada maniana encuentro paniales rotos por toda la calle. Del otro lado no tengo vecinos, la casa esta vacia pero cada semana llega un tipo con sus amigos a pistear ahi y dejan las latas regadas por la calle. Lo bueno de todo esto es que yo aporto a mi barrio los ninios gritones que juegan futbol a las doce de la noche.
Gracias de nuevo.
Y ahora que me acuerdo... tambien aporto a mis comadres gritonas, leperas y malhabladas que se juntan cada semana en el jardin de mi casa a cotorrear, chismear y aventarnos tremendas risotadas.
Tengan eso!!!
Oiga, doña Ministry... a lo mejor por llevar a las comadres es que le ponen los pañales :P
No, bueno, ya en serio... ya en serio... ¡qué bonita vecindad! :D
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